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Esto puede hacer perder a la derecha



El 2020, Checo Pérez, piloto de fórmula 1 (en ese entonces, de Racing Point) inició la

carrera de Sahkir en los primeros puestos, codo a codo con los Mercedes y el Red Bull

del actual bicampeón Max Verstappen.

En la segunda vuelta de un total de 87, Charles Leclerc de Ferrari, choca su auto y lleva al

mexicano a la última posición de la carrera y a una temprana pero necesaria parada en

pits.


Luego del ajuste de neumáticos y revisión de otras piezas, Checo remonta épicamente en

la carrera. En la vuelta número 60, estaba ya cerca de estar dentro de los 3 primeros, por

detrás de ambos Mercedes.

Un golpe de fortuna con respecto a los Mercedes y los adelantamientos a Ocon y Stroll

llevaron a Pérez a la primera posición: primer triunfo del mexicano en la Fórmula 1, nada

más y nada menos que a pesar de un accidente que lo llevó a estar en el último lugar de

la parrilla.


Eso es exactamente lo que la derecha no tiene: vocación de poder, sentido de

competencia, espíritu ganador.


¿Qué ha pasado con el esquema de defraudación diseñado por Don Daniel Andrade, el

pololo de la diputada Catalina Pérez? ¿Qué ha hecho la oposición por destapar el fraude

a los chilenos por parte del Frente Amplio?


Es verdad que, en este caso, ha ejercido su rol fiscalizador, de una forma que hace años

no lo hacía: presentó una moción de censura contra Catalina Pérez; exigió la renuncia de

la Subsecretaría Tatiana Rojas y del Ministro Montes; anunció una comisión Investigadora

e interpelación al Ministro; presentó querellas por fraude al fisco, malversación de

caudales públicos y tráfico de influencias; fue a Contraloría; pidió la intervención del

Consejo de Defensa del Estado…


¿Tenemos que celebrar?

No. Este es el trabajo por el que los chilenos les pagan, es el mínimo, y si se tratara de un

partido de fútbol, estaríamos hablando de hacer valer sus derechos, exigiendo el

cumplimiento de las reglas (incluso podemos decir que es menos que el mínimo, si

pensamos que es gracias a la prensa que estos casos salen a la luz).


El problema es que no hay avance, no hay delanteros, no hay gol y por una razón muy

simple: no hay plan; no hay un proyecto político propio, bien delineado, que se pueda

ofrecer como alternativo al de la ultra izquierda…


¿Cuál es el plan de modernización del Estado y la agenda anticorrupción de la derecha,

por ejemplo? ¿Lo tiene? ¿O se va a conformar con hacer rodar cabezas, como si el

problema esencial tuviera que ver con personas?


Las responsabilidades políticas y las purgas al interior de los partidos son necesarias para

refrescar el ambiente, pero absolutamente insuficientes, porque la política no es (o no

debería) ser una disputa entre personas, sino una confrontación entre proyectos. Y eso es

lo que la derecha parece no tener, proyecto…


Si hubiera un plan, habría exigido hace rato (incluso antes de que se descubriera el

esquema de defraudación del Frente Amplio) DRENAR EL PANTANO.


Si hubiera un plan, habría exigido, por ejemplo, estas 3 cosas concretas:

1. Eliminar todos los programas mal evaluados. De los 8 que evalúo Dipres el 2022,

solo uno tiene buen desempeño.

2. Eliminar al menos, 5 ministerios (mujer, ciencias, deporte, energía, cultura, entre

otros), cuyas funciones perfectamente pueden ser abordadas por otros ministerios;

3. Acabar con esto de que los funcionarios públicos se autoevalúen con nota 7,

mientras los chilenos (sus clientes) les ponemos nota 4…

Y a propósito de mínimos: exigirle a Boric cumpla su compromiso de campaña…


La derecha no tiene proyecto político. Y esto quedó claro en los días posteriores al

plebiscito del 4 de septiembre y, ahora último, con la reforma tributaria.


Vocación de perdedor: después de haber arrasado en un plebiscito, no solo por los

resultados sino principalmente porque primaron las ideas que defiende, se conforma

pensando que el texto de este segundo proceso, será menos malo que el anterior.


De hecho, en el primer proceso lo único que hubo de su parte fue reacción: nunca

contrastó la propuesta refundacional de la izquierda con un modelo de sociedad propio

Luego del triunfo del Rechazo, lo mismo: más que hacerle sentir al Gobierno que el triunfo

de Chile en el plebiscito era una derrota para la agenda refundacional de la nueva

izquierda, unos corrieron a La Moneda a arreglar un reseteo constitucional, mientras los

otros amagaron una tardía y tímida oposición.


Intentar dividir a Chile en 11 naciones, poner en grave riesgo los ahorros previsionales de

los trabajadores, quitarles a los padres el derecho preferente a educar a sus hijos, dotar a

activistas indigenistas de un poder de veto absoluto, garantizar el aborto libre a todo

evento, acabar con el sueño de la casa propia…todas esas fechorías, les salieron

GRATIS al Frente Amplio y al PC.


Recientemente, y a propósito de la reforma tributaria, en el mejor momento para dar la

batalla por una rebaja generalizada y eliminación de impuestos, parte de la derecha

prefirió limitarse a apretar el rojo en su botonera. Muchísimo más cómodo esperar la

nueva locura del Gobierno refundacional, que iniciar una necesaria cruzada…

¿Se entiende? No hay proyecto político y, por eso, solo hay reacción.

¿Pero qué son entonces los partidos políticos, sin proyecto político?

¿Agencias comunicacionales? ¿Empresas de lobby? ¿Gestora de intereses corporativos?

En eso se ha transformado la derecha, y por eso afronta la actividad política ‘puertas

adentro’, como si se tratara de una cuestión privada cuya resolución depende de

reuniones que están fuera de la esfera púbica….


Y no me refiero ni me compro las cantinelas de la izquierda, sobre encuentros locales

autoconvocados, cabildos ciudadanos multiculturales, movilizaciones de diversidades ni

otro tipo de chanterío. Me refiero a algo tan elemental como lo es que el Congreso se considere como la única sede de la soberanía nacional y espacio donde deben librarse las

batallas políticas entre distintos proyectos.


La forma en que se gestó el segundo proceso constituyente fue ejemplo perfecto de la

privatización de la política:

Primero. Concordado en una mesa de 8 iluminados, que sostuvieron reuniones sucesivas

durante 100 días, a puertas cerradas, sin prensa ni levantamiento de actas.

Segundo. El Congreso fue un mero buzón de lo que los iluminados acordaron, un visaje,

un sello de aparente legitimidad democrática. Tanto así, que el arreglo de los iluminados

no sufrió mayores modificaciones. La alianza PC-FA-CHV se organizó para rechazar las

350 indicaciones presentadas, no hubo más que 3 minutos para hacer un discurso

respecto del debate constitucional…todo acelerado, cumpliendo las urgencias legislativas

como nunca se había hecho.

Tercero. Con toda la soltura de cuerpo y sinvergüenzura que los caracteriza, empaparon

su arreglo constitucional en una retórica acuerdista e institucionalista se vendieron a sí

mismos como los grandes padres fundadores de la República, los que hacen verdadera

política, los serios, la solución salvífica entre lo que ellos llamaban “los dos extremos”. Y

como guinda de la torta, dijeron que todo esto lo hicieron “por Chile”.


Pero nuevamente, solo dejaron entrever su posición respecto de la política:

- La privatizaron una vez más: suplantaron exitosamente al Congreso, la única sede

de la soberanía nacional, por agencias gestoras de intereses, por organizaciones

de lobby.

- Vetaron la posibilidad de un debate, pacífico, abierto y público de proyectos

políticos.

- Renunciaron a disputar la cancha política y culturalmente a la izquierda y, de paso,

absolvieron a su proyecto político, que lo único que trae para los países es

retroceso, estancamiento y frustración.


De lo que se trata, parece, es de una espera para heredar el poder, el mismo que tienen

sus adversarios y sin ninguna clase de drenaje del pantano. Más que una alternativa

política, se conciben a sí mismos como un mero relevo. No tienen algo como las 40 horas

de Vallejo, el fin del lucro de Bachelet o la educación pública gratuita y de calidad de

Boric, Cariola y Jackson.


No hay plan, no hay Checo Pérez, no hay temple, ni espíritu ganador: les presento a la

derecha perdedora.


Soy Francisco Cancino, Director de Estudios de FNM.




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