Lo que voy a decir es un hecho, no una opinión: hay una derecha que crece, y otra que desaparece, llamémosle, la derecha piñerista.
La pregunta es ¿por qué?
La explicación de la derecha perdedora, es que está siendo amenazada por el extremismo y el populismo.
A grandes rasgos, su discurso es más o menos este:
“o nosotros con acuerdos, o extremistas y populistas”.
Pero esto no calza.
Más allá de que es ridículo comprarse como verdad oficial, la interpretación de los hechos que proviene de una parte interesada que está con mal rendimiento electoral, además, tampoco tiene lógica.
Porque independientemente del sesgo político de las personas, si la mayoría de los chilenos viera en los acuerdos que ese grupo político ofrece, una salida real a la crisis, no estaría perdiendo terreno, como de hecho ocurre.
De hecho, los resultados del plebiscito de entrada fueron eso: un voto de confianza de los ciudadanos a la clase política, a su propuesta de solución.
Pero ese discurso, ese relato, dejó de tener sentido para los chilenos, porque fracasó: tan simple como eso. Y es bien absurdo pensar que una oferta del tipo
“ahora sí que sí”, va a calar en las personas. Hay una cosa que se llama hastío, que obviamente esa derecha perdedora nunca supo leer, porque adolece de una especie de analfabetismo político…
Los partidos que crecen, los liderazgos que se consolidan, no tienen un estilo único, no son tampoco radicales en sus propuestas (obviamente el PC dice que sí… pero no vamos a ser tan idiotas de repetir las letanías del partido)…
Los partidos que crecen, los liderazgos que se consolidan, tienen conexión con la realidad, y la derecha tradicional, no. Está desconectada.
Revisa encuestas
Sabe cuáles son los temas prioritarios
Pero no sabe cómo se viven esos temas… sabe cosas pero no sabe cómo se sienten esas cosas. Y eso se nota: se nota en sus campañas, se nota en los argumentos que usan, se nota en la forma en que hablan con la gente ¡Se nota!
No tienen calle, y la calle no se gana revisando números, se gana… en la calle.
Por eso es que también, se pierden y a ratos, asumen como propias, causas que son ajenas… y uno podría decir que son astutos, si toman banderas de izquierda para ganar una elección, pero esta generación de políticos es tan pero tan torpe, que enarbola banderas ajenas que fracasaron.
Y ejemplos para esto, abundan…
Escaños reservados: quedó demostrado que son cupos asegurados para activistas políticos del indigenismo, y que fue una de las causas del rechazo. Pero ahí está la derecha garantizando cupos, pensando que porque son pocos, no importa, sin entender que al final, lo que están instalando, al margen de cuántos sean, es un criterio, que luego se aplica en cuanta división fiscal hay… y así es como tenemos a miles de operadores políticos enquistados en el aparato estatal.
Se suman luego al coro de lo políticamente correcto: la paridad, por ejemplo ¿Alguna vez le han preguntado a sus electoras, si consideran justo que una mujer- porque es candidata- deba tener prioridad por sobre otra mujer, que es electora? Porque esa es la verdad: cuando hay cupos asegurados por sexo, los electores, entre ellos muchas mujeres, son postergados.
Pero no. No se atreven a desafiar: hay que repetir la tontera nomás, no vaya a ser que les digan machistas…
La derecha que pierde, no pierde frente a un grupo que es más radical que ella, pierde por desconectada.
Y lo vimos al interior de la Convención: los vimos perder el tiempo, los vimos sin plan, los vimos irse de carrete cada vez que pudieron, los vimos ignorando advertencias…
El problema, y ese es el problema que yo al menos me propongo enfrentar, es que además de desconectada, esa derecha está inflada…
Inflado, por eso sobrevive
-Inflada por pactos electorales en que compiten 4 partidos juntos, contra partidos que van solos: coludidos, logrando escaños que en realidad no ganarían jamás solos.
-Inflada por empresarios que creen que es una buena apuesta financiarla ¿por qué? Porque el discurso de los acuerdos le hace sentido al señor que vive en un condominio, tranquilo… y ojo: yo vivo igual o mejor que muchos de ellos y no pretendo despertar resentimiento, porque el problema no es que vivan cómodamente, el problema es que no se ubiquen.
A esa derecha, a la derecha perdedora, le vamos a ganar: en el próximo Consejo, tendrá quizá resultados abultados por las razones que ya dimos: financiamiento, presencia en medios, autoridades electas…
Pero les vamos a ganar electoralmente en muy pocos años más, porque ya les ganamos en el lugar más importante: el corazón de las personas.
Y tarde o temprano terminarán replicando nuestro discurso y nuestras estrategias, tal y como lo hicieron en la Convención.
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