Por Ítalo Omegna | Videocolumnista FNM
El primero de julio el ministro de Hacienda, Mario Marcel, presentó la nueva reforma tributaria. Esta sería la tercera reforma tributaria en 8 años. Algo inusual dado que el sistema tributario comprende un rol fundamental para cualquiera que este pensando en invertir en un país, y son pocos los inversionistas que invierten en países dónde cada 4 años se cambian las reglas del juego.
Según reclama el gobierno, el objetivo de la reforma es elevar la progresividad del sistema, evitar la elusión fiscal y así, recaudar 4,1% del PIB en un plazo de 4 años para financiar parte del programa del gobierno que presentó un aumento en el presupuesto de 4,2%. Pero ¿son estos los objetivos a los que debería apuntar Chile con el contexto actual? ¿Es este el rumbo que se está tomando en otros países? ¿Qué dice la experiencia histórica sobre esto?
Puntos Centrales de la Reforma
Algunos puntos de la reforma implican la disputa por el Impuesto al Valor Total del Patrimonio: si el patrimonio asciende por sobre las 6.000 UTA se grava con un 1% y, si el patrimonio esta por sobre las 18.000 UTA correspondería un 1,8%. Otras medidas relevantes son el aumento al impuesto a la minería en forma de Royalty Minero, el fin del secreto bancario a lo cual se suma que personas con patrimonio superior a 4.000 UTA están obligados a declararlo, sustitución del crédito por impuesto de primera categoría asociado a las utilidades acogidas al ISIF por un impuesto de 15% para el saldo de utilidades reinvertidas y de un 32% para los retiros en excesos pendientes de tributación con impuestos finales. También
Lo que te dicen y lo que no te dicen
Los precursores de la reforma han esgrimido diversos argumentos en justificación de las medidas propuestas. Entre ellos se menciona el informe OCDE titulado Tax policy Reviews: Chile 2022 en el que se señala que la carga tributaria en relación al PIB de Chile se encuentra entre las más bajas de la OCDE, siendo la media de un 34.7% (1) y en el caso de Chile solo un 20.7%. ¿Qué es la carga tributaria? Corresponde a la cantidad de impuestos que recauda el fisco en relación PIB.
Lo que no mencionan es que el mismo informe señala que la media de la OCDE no es de un 34.7% si no de un 33.8% y la alta diferencia se debe a que una de las primeras fuentes de recaudación fiscal de los países OCDE son las Contribuciones para Seguridad Social (SSC) las cuales representan un 9% de la recaudación. En el caso de Chile, el informe señala que tales contribuciones son privadas, por lo tanto, van directo al fondo de retiro del ciudadano y, la carga para el pilar solidario asciende a un 1.5%. En base esto, el mismo informe realiza el ajuste y establece que la diferencia real no supera el 5.3%.
También señalan que el informe denomina el sistema tributario chileno como “atípico” debido a que la principal fuente de recaudación corresponde al IVA y al Impuesto a las Corporaciones a diferencia de los demás países OCDE, cuya principal fuente de recaudación proviene del Impuesto a la Renta y de las Contribuciones para Seguridad Social (SSC), además, el informe menciona “que, históricamente, son pocos los países que han alcanzado la prosperidad económica con una baja carga tributaria”.
Lo que no dicen es que “atípico” no significa malo y un informe análogo titulado Tax Policy Reform 2022: OCDE and Selected Partner Economies señala explícitamente que “Si bien los aumentos de la tasa del impuesto a la renta para quienes se encuentran en los tramos de ingresos más altos fortalecen la progresividad y la equidad, en algunos casos también pueden reducir los incentivos económicos para trabajar, ahorrar e invertir.” Cosa que en Chile ya esta sucediendo desde la reforma tributaria de 2014 de Michelle Bachelet que no cumplio con ninguno de los objetivos propuestos. Otros datos relevantes que constata este último informe, es que la mayoría de los países OCDE han iniciado reformas en la dirección opuesta a la que gobierno pretende, señalando que “En 2021, había solo tres países con tasas de CIT (Impuestos Corporativos) por encima del 30%, en comparación con 28 en 2000. Mientras tanto, la cantidad de países con tasas de CIT por debajo del 20% aumentó de tres en 2000 a 20 en 2021. En general, en la OCDE, la tasa promedio combinada (central y subcentral) de CIT ha disminuido del 32,2% en 2000 al 23,3% en 2021”. Es decir, Chile se encuentra muy por encima del promedio y aún más después de esta reforma.
Otro argumento es que esta reforma dará más estabilidad al sistema tributario en el futuro como consecuencia de una recaudación esperada de 4.1% del PIB en los próximos años por medio de los nuevos impuestos.
Lo que no dicen es que los objetivos detrás de la reforma del 2014 fuerón los mismos. Sin embargo si hacemos una comparación entre los 4 años anteriores y posteriores a la reforma, los datos nos muestran una caída de la recaudación del 0.4%, una baja en el ahorro bruto de 2,25%, un demplomé del crecimiento de 3,6% y un aumento en el deficit fiscal del 1,9%. Esto desmuestra que más impuestos no significan necesariamente mayor recaudación y, además, un menor crecimiento no solo tiene un impacto en la recaudación, si no que también, significa menores salarios, menos puestos de trabajo y menos oportunidades. De acuerdo al estudio del profesor Raphael Bergoening, Chile, de haber sostenido las tasas de crecimiento de 5.3% previas a la reforma de Bachelet, para el 2033 habríamos alcanzando un per cápita de USD 53.000, similar al de EE.UU.
La secretaria general del gobierno, Camila Vallejos a defendido a vivas voces el impuesto al patrimonio (impuesto a los super ricos) como medio para disminuir la desigualdad “extrema” que habría en Chile. Argumentando que el 1% más rico concentra un gran porcentaje de la riqueza del país.
Lo que no te dice es que de acuerdo al estudio más acabado sobre la desigualdad, realizado por el profesor Claudio Sapelli de la Universidad Catolica, demuestra que la desigualdad en Chile, ajustada por generación, no solo esta en la media de los países estudiados, si no que, además, su caída se ha ido acelerando de manera sostenida. Tampoco mencima que la riqueza no guarda relación con la renta, es decir: personas con altos patrimonios no se ubican necesariamente en los deciles de mayores ingresos. Entonces, ¿Qué es el patrimonio? el patrimonio es el conjunto de bienes, derechos y obligaciones con los que una persona, grupo de personas o empresa cuenta y los cuales emplea para lograr sus objetivos. Por esta razón gravar el patrimonio es sumamente complejo. Por ejemplo, si alguien compra bonos de deuda pública por 4.5 millones de dólares con una rentabilidad de un 1%, el impuesto al patrimonio, en el caso de Chile, se transforma en un impuesto de un 100% sobre su renta. Esta es la razón por la que este impuesto ha sido derogado por casí todos los países en los que se ha aplicado. En resumen, es injusto y, como consecuencia, destruye la inversión ,es decir, el crecimiento y su capacidad de recaudación es marginal.
Por último, se propone un aumento impositivo a la gran minería. Pero, lo que no te dicen es que Chile se encuentra en caída libre en el ranking de competitividad de los distintos distritos mineros del mundo pasando de ocupar, hace pocos años atrás, el puesto 6º y, hoy, se ubica en el puesto 30º.
¿Son estos los objetivos a los que debería apuntar Chile con el contexto actual?
Sin lugar a dudas debemos preguntarnos si es correcto mantener el enfoque redistributivo, lo cual implica continuar con el aumento del gasto público y las alzas sostenidas de impuestos, en lugar de políticas pro crecimiento. Revisemos los resultados hasta ahora:
Desde el 2000 Chile incrementó su gasto público en un 50,5% siendo superado de forma estrecha solo por Argentina. El 2007 la deuda pública alcanzaba un 3,82% del PIB, hoy, se eleva a un 36,28% y no parece tener techo. Una caída dramática de 20 puestos en el ranking de Fraser Institute en su índice de libertad económica desde el 2010 y las diversas crisis de violencia y degradación institucional han provocado que Chile pierda su puesto como líder indiscutible de América Latina. En 21 años cayó 9 puestos en el ranking de corrupción y, en tan solo 11 años, descendió 28 puestos en el ranking “doing business”.
Fuente: Elaborado con datos de www.datosmacro.expansion.com
Desde la reforma al Banco Central, impulsada por el entonces ministro de hacienda Ignacio Briones, en colaboración con el entonces presidente del Banco Central, Mario Marcel, hemos pasado de tener una inflación controlada por debajo del 3% a un alza dramática, que hoy asciende al 13.7% afectando de forma directa el bolsillo de los chilenos.
Ha esto se suma el anuncio hecho por las autoridades de los principales bancos centrales, quienes se reunieron en junio del presente año, para definir la política monetaria a implementar para hacer frente a la presente crisis inflacionaria. Jerome Powell, Presidente de la Reserva Federal, al igual que Christine Legarde, Presidente del Banco Central Europeo, anunciaron el fin de las tasas de interés bajas, poca inflación y los créditos baratos (6). Esto, de acuerdo con la teoría económica de los ciclos, debiera elevar las tasas de desempleo y liquidar las malas inversiones, para así, reorganizar la cadena productiva y reactivar la economía (auge, recesión, crisis, recuperación). Como consecuencia se verá una caída sostenida en la inversión a nivel mundial, lo cual tendrá un efecto negativo en el comercio con Chile.
La evidencia es abrumadora. Chile debe cambiar el enfoque de sus políticas de forma urgente.
¿Cuál es el camino a seguir?
Si queremos volver a tasas de crecimiento sostenidas superiores al 5% se requieren políticas que incentiven el ahorro y atraigan la inversión. La experiencia nos muestra que la reducción de impuestos y la simplificación del sistema tributario son algunas de las reformas correctas para alcanzar estos objetivos. Un gran ejemplo es el caso de Estonia, que, a 2 años de su independencia de la URSS en 1992, implementó un sistema tributario 100% integrado y con una tasa impositiva uniforme que hoy es del 20% con exención a las ganancias retenidas o reinvertidas. Este sistema uniforme fue copiado por países tales como Lituania, Letonia y Georgia (Grupo 1), lo cuales, en comparación con países como Republica Checa, Polonia, Eslovenia y Eslovaquia (Grupo 2), para el 2007, presentaban tasas de crecimiento promedio superiores a estos últimos que utilizaban impuestos a la renta progresivos.
Elaborado con datos de datos.bancomundial.org
Los países que implementaron un sistema de tributos uniforme (Grupo 1) no solo crecieron más en comparación a los países que utilizan impuestos progresivos, sino que además, la recaudación porcentual fue mayor como lo demuestra el siguiente grafico.
Fuente: Elaborado con datos de datos.bancomundial.org
Algunas medidas incorporadas fueron
· Impuesto corporativo de 20% con excención a las ganancias retenidas y/o reinvertidas.
· Sistema 100% integrado.
· Compensación de impuestos adeudados sobre sus beneficios distribuidos en el presente, tanto contra sus pérdidas pasadas como contra sus pérdidas futuras.
· Impuesto a la renta uniforme de 20%
· Impuesto sobre bienes inmuebles, pero, solo al suelo y no a la construcción.
· 99% de tramites estatales digitalizados. Una persona natural se demora en promedio 5 min en hacer su declaración de impuestos.
· No hay impuesto a la herencia
· No hay impuesto al capital
· No hay impuesto sobre el patrimonio neto
· No hay impuesto sobre la nomina
· IVA de 20% pero, no todos los ítems están sujetos a este. (Para mayor info referirse a la pag 5 del siguiente enlace).
Si bien las políticas de reducción de impuestos son exitosas, la evidencia también demuestra que estas deben ir acompañadas de un recorte del gasto público proporcional. De otra forma el déficit fiscal se dispara, la solvencia del Estado se pone en duda y los bonos del tesoro se desploman, como le sucedió recientemente a la primera ministra de Inglaterra Liz Truss que tuvo que dar pie atrás a su propuesta de reducción de impuestos.
Todas estas medidas no son extrañas para Chile. Durante el gobierno cívico-militar, tras la caída del régimen marxista de Salvador Allende, se realizaron reformas profundas que contemplaban ambos enfoques: se simplifico el sistema tributario integrándolo en un 100% se desgravo las ganancias retenidas y reinvertidas, se redujo la tasa marginal de un 65% a un 45%, también se redujo el impuesto a las empresas y se hizo un recorte del gasto público proporcional a dichas medidas bajando de un 34% del PIB al 20%. Logrando así, corregir la herencia de 500% de inflación, 40% de pobreza, falta de alcantarillados y tasas de desnutrición infantil del 17% de la Unidad Popular.
Conclusión
La evidencia empírica nos muestra que las economías con sistemas tributarios simplificados y mayor libertad económica presentan mayores tasas de crecimiento y recaudación. Contrarío al camino que está tomando Chile desde el retorno a la democracia y, en mayor medida, desde la reforma tributaria de 2014.
La tendencia mundial para hacer frente a la crisis generada por las políticas monetarias expansivas consiste en el alza sostenida de las tasas de interés, reducción de impuestos corporativos, IVA y a las rentas personales para facilitar la recuperación económica. Al mismo tiempo, las alzas de las tasas de interés, deberían ser acompañadas por políticas de recorte del gasto público para no generar perdidas de confianza en la solvencia de los gobiernos provocando “margin calls” que desemboquen en liquidaciones masiva de activos (colapso de la bolsa).
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